La Directiva de Emisiones Industriales 2010/75 UE (DEI) publicada en 2010, tenía como objetivo simplificar el marco jurídico y las cargas administrativas en lo relativo a la protección del medioambiente en el ámbito industrial. El nuevo texto refunde seis directivas ya existentes; entre ellas, algunas tan conocidas en los últimos años como la Directiva sobre Prevención y Control Integrado de la Contaminación IPPC. La nueva Directiva tenía dos objetivos principales: reforzar la aplicación del concepto de MTD (“Mejores Tecnologías Disponibles”) a través de las publicaciones denominadas “BREF”, y limitar los desequilibrios existentes en los países de la UE en cuanto a los límites que en distintas zonas se aplicaban a actividades de un mismo sector.
Tras la publicación de la mencionada Directiva, distintos grupos de trabajo de la Unión Europea y otros organismos coordinados desde cada uno de los países miembros, se pusieron a desarrollar estudios de sectores industriales para determinar qué tipos de tecnologías y qué límites de calidad ambiental se podrían aplicar a cada sector.
El nuevo ámbito legislativo establece unos límites de emisión de vertidos asociados a las mejores tecnologías disponibles que, en muchos casos, venían siendo inferiores a los que tenían la mayor parte de las autorizaciones ambientales previas para distintas actividades industriales en la Unión Europea.
Bajo esta perspectiva, el Polígono Químico y Petroquímico de Tarragona, el más grande del sur de Europa, decide abordar un ambicioso proyecto para desarrollar una infraestructura que pueda optimizar los recursos y hacer un tratamiento más eficiente de las aguas, bajo parámetros de sostenibilidad y cumplimiento de esta nueva normativa europea, más exigente en el tratamiento de las aguas industriales.
Una planta para la industria química
Aitasa (Aguas Industriales de Tarragona, SA), empresa que suministra agua a las industrias químicas del Camp de Tarragona, decidió tras concurso adjudicar a Aqualia el diseño, la construcción, explotación y mantenimiento de la planta para el tratamiento conjunto de efluentes para las industrias químicas de Tarragona. La planta dará servicio a las industrias del sector del que es el polígono químico y petroquímico más grande del sur de Europa.
La nueva estación depuradora se construirá en terrenos dentro del polígono petroquímico sur de Tarragona y tendrá una capacidad de 1.800.000 litros/h durante las 24 horas, con posibilidad de futuras ampliaciones. El agua a tratar llegará a través del emisario conjunto, gestionado por Aitasa mediante dos colectores: uno que procederá del polígono norte y otro del polígono sur.
La planta dará servicio a las industrias del sector del que es el polígono químico y petroquímico más grande del sur de Europa
El presupuesto del contrato es de 24 millones de euros, más otros 15 millones por los 5 años de explotación. Las obras comenzarán de manera inmediata y durarán 17 meses.
Las instalaciones que se han de construir, además de dar respuesta a las exigencias medioambientales europeas respecto a la calidad del agua depurada, permitirán a la industria química del Camp de Tarragona disponer de una fuente importante a integrar en el ciclo del agua mediante la regeneración y reutilización.
Dimensión del proyecto
Se trata de un proyecto que contempla la construcción por parte de Aqualia de una planta para el tratamiento conjunto de los efluentes industriales que generan las empresas del polo químico de Tarragona, una vez mezclados sus vertidos en los emisarios que gestiona Aitasa. La fase de construcción se realizará en modalidad “llave en mano” y también incluye la posterior operación y mantenimiento de la mencionada depuradora. Esta fase se inició con la caracterización de los efluentes industriales, tras la definición de la propuesta de tratamiento aprobada por Aitasa, y se ha procedido a desarrollar la ingeniería. A esta sigue el desarrollo de toda la obra civil, suministro e instalación de todos los equipos electromecánicos e instrumentación y, finalmente, la puesta en marcha, que dará paso a la fase de operación y mantenimiento.
El proyecto de Aqualia para el diseño del proceso ha tenido en cuenta elementos que lo hagan lo más robusto, flexible y fiable posible, así como plantear de partida las formas constructivas más idóneas en cada caso.
Recreación en 3D del proyecto de la nueva planta de tratamiento conjunto de efluentes para las industrias químicas de Tarragona
Se han ensayado diferentes tecnologías y se han elegido las más eficientes. En las fases iniciales del estudio del proyecto, se realizó un completo piloto que se prolongó por espacio de ocho meses. Durante este tiempo, se utilizaron distintos módulos para evaluar combinaciones de tecnologías y alternativas a fin de evaluar el impacto que, para obtener la eficiencia que requería la nueva normativa, podrían tener distintos trenes de tratamiento en los costes de inversión y en la operación de la planta. Fruto de estos ensayos, Aqualia ha propuesto implantar las siguientes tecnologías y/o procesos:
- Tratamiento Físico-Químico
El tratamiento de coagulación, floculación y flotación por aire disuelto eliminará del agua el contenido en sólidos en suspensión, hidrocarburos y metales pesados por dosificación de un agente ayudante a la precipitación de metales. Este es un tratamiento que se utilizaría puntualmente para vertidos que superasen ciertas especificaciones
- Tratamiento biológico
El proyecto de Aqualia incluye, como mejor técnica aplicable para la eliminación de nutrientes (Nitrógeno y Fósforo) y DQO, un tratamiento biológico con una configuración adecuada de zonas anóxicas, facultativas y aerobias.
El presupuesto del contrato es de 24 millones de euros, más otros 15 millones por los 5 años de explotación, y las obras durarán 17 meses
La separación de la biomasa del agua ya tratada se realiza mediante membranas de ultrafiltración (UF), considerando las circunstancias particulares de esta planta: la escasa decantabilidad de la biomasa por alta conductividad, el cumplimiento de los sólidos requeridos a la salida, la mejor resistencia del tratamiento biológico ante variabilidad de cargas, la flexibilidad aumentando la concentración de biomasa en el sistema y ampliando superficie de membranas, y los menores requerimientos de implantación.
- Tratamiento filtración carbón activo
Este proceso unitario se utilizará solo en el caso de que sea necesario el tratamiento de determinados efluentes con materia orgánica refractaria que el tratamiento biológico no sea capaz de reducir por debajo de los límites exigidos por la normativa. Se prevé su utilización solo en casos muy puntuales. Los carbones activos presentan una gran capacidad de adsorción de un amplio rango de contaminantes, entre los que se incluyen compuestos aromáticos, hidrocarburos, detergentes, pesticidas, tintes solubles, disolventes clorados y fenoles. Además, pequeñas cantidades de compuestos inorgánicos como sulfuros y metales pesados remanentes.
- Línea de Fangos
Debido al origen y complejidad de las aguas a tratar, con un amplio abanico de contaminantes en ellas, se ha elegido una línea de deshidratación de fangos con el criterio de obtener un residuo con un reducido contenido en agua. Se instalarán dos filtros prensa con sus instalaciones accesorias para la dosificación de cal y coagulante a fin de inertizar estos fangos, minimizando coste de gestión y generación de olores.
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Momento de la firma del contrato
Fiabilidad
La instalación dispondrá, además, de toda la instrumentación requerida para garantizar el correcto funcionamiento del proceso, seguridad del personal y equipos instalados. Con el fin de reducir los costes operacionales y optimizar la instalación, se ha estudiado el uso de equipos electromecánicos de alta eficiencia junto a la implantación de mejoras que conlleven la reducción de las necesidades energéticas de la planta.
Como criterio de diseño, se ha considerado la duplicidad de todos los equipos electromecánicos imprescindibles para el funcionamiento del proceso, siendo una instalación absolutamente fiable desde este punto de vista.
La propuesta de Aqualia incluye la formación de los operarios y técnicos que se encargarán de la planta, con una parte teórica y otra práctica que se hará coincidir con el fin de la puesta en marcha. Finalmente, se dispondrá de los medios necesarios para velar por la seguridad tanto en la fase de construcción como para que la explotación de la planta sea segura. Todas las máquinas cumplirán las normativas de seguridad para su manejo y mantenimiento.
Las instalaciones permitirán a la industria química del Camp de Tarragona disponer de una fuente importante a integrar en el ciclo del agua
En definitiva, con la elección del proyecto presentado por Aqualia, el polígono petroquímico de Tarragona tendrá una depuración de sus aguas a la altura del segundo mayor complejo europeo de sus características. Tal y como resume Francisco Sánchez-Miel, responsable de Aguas Industriales de Aqualia, “a la hora de diseñar y proyectar la planta, nos hemos marcado como objetivo principal maximizar el rendimiento del tratamiento y mejorar la calidad del agua que se devuelve al medio ambiente. Otras metas básicas han sido la obtención de una explotación fácil y eficaz, con las máximas condiciones de seguridad y fiabilidad y minimizando el impacto medioambiental y urbanístico. Además, hemos utilizado las mejores técnicas disponibles”.
