Este ha sido el cuarto año más caluroso de la historia. Las olas de calor, junto con las sequías han diezmado los cultivos en Europa. El estado de California ha sido devastado nuevamente por las llamas, y Japón ha sufrido decenas de muertes debido al sofocante calor. El cambio climático ha contribuido también a hacer que la selva sea más vulnerable a las llamas, y vemos como el pulmón del planeta, la Amazonia, arde de manera alarmante.
Esta es la nueva norma. Estamos viendo los impactos de la sequía y de las temperaturas anormalmente altas en todo el mundo. Hemos visto tales escenarios antes en São Paulo, Sídney y Ciudad del Cabo, donde las reservas de agua alcanzaron mínimos históricos, lo que plantea preguntas urgentes sobre la seguridad del suministro de agua de las ciudades.
De hecho, de acuerdo con el Informe de Riesgo Global del Foro Económico Mundial, el agua se ha situado entre los cinco riesgos principales durante los últimos siete años. Prestando atención a las principales amenazas globales futuras, la gran mayoría están vinculadas al agua.
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La escasez hídrica seguirá afectando a las cadenas de suministro mundiales, tensando los lazos geopolíticos y aumentando la presión sobre las poblaciones más pobres del mundo. Es por ello que la resiliencia de nuestra sociedad, tanto en términos de crecimiento económico como de seguridad humana, debe abordarse a través de la perspectiva del agua.
Si bien otros riesgos globales han alcanzado su punto máximo y luego disminuido, el desafío del agua ha sido constante en el tiempo. Abordar este problema requiere soluciones colaborativas entre sectores y un cambio generalizado con el fin de asignar un mayor valor al agua.
Está aceptado ampliamente que un enfoque “business as usual” no puede abordar los futuros desafíos del agua en el mundo, ni nuestras estrategias actuales saciarán la sed del mundo indefinidamente. Particularmente, cuando la población alcance los 10.000 millones de personas en las próximas décadas.
Problemas como la falta de acceso, la fragmentación y la baja calidad de la información limitan a los responsables en la toma de decisiones
Un desafío clave es obtener acceso a una imagen completa y actualizada de la oferta y la demanda para comprender las necesidades y expectativas de los agentes involucrados. Con demasiada frecuencia, problemas como la falta de acceso, la fragmentación y la baja calidad de la información limitan a los responsables en la toma de decisiones.
El uso de nuevas tecnologías, como el análisis de imágenes satelitales, permitirán obtener una visión más completa de la situación del agua en el mundo. Por ejemplo, en 2021, la misión de topografía oceánica de aguas superficiales, una misión conjunta en la que participan la NASA y Francia, utilizará tecnología de radar para proporcionar el primer estudio global del agua de la Tierra, midiendo cómo cambian las masas de agua con el tiempo.
En el sector agrícola, se está demostrando cómo el empleo de sensores inteligentes, junto con imágenes de drones de campos e inteligencia artificial, permite interpretar datos y modelar un mapa de calor del área de cultivo, garantizando que el agua se use de manera óptima.
Las tecnologías de la cuarta revolución industrial, combinadas con nuevas formas de colaboración público-privada, pueden ayudar a los tomadores de decisiones de la industria, al gobierno y a la sociedad civil a equilibrar las compensaciones, identificar prioridades comunes y tomar decisiones de inversión más inteligentes.
Los gobiernos tienen la obligación de ayudar al desarrollo de las tecnologías emergentes del agua, permaneciendo en el centro de la agenda de innovación del agua en lugar de depender únicamente de las nuevas empresas, las start-up y los inversores. Asimismo, deben garantizar que estas tecnologías se desarrollen de manera responsable.
La tecnología actualmente nos permite monitorizar el comportamiento de las instalaciones en tiempo real.
Es necesario y urgente fomentar una cultura fuerte de innovación y cooperación, para que la comunidad mundial del agua pueda aprovecharse plenamente de la cuarta revolución industrial.
La tecnología digital está transformando los sistemas tradicionales de agua, mejorando principalmente su eficiencia operativa. Las nuevas soluciones que se están desarrollando para administrar los sistemas de forma centralizada, ahorrando tiempo y recursos, van desde la identificación inteligente de fugas de forma remota hasta el empleo de realidad virtual y aumentada para la asistencia en campo y formación.
Asimismo, el cambio hacia sistemas híbridos para el tratamiento de aguas está ayudando a extender sus servicios. Dichos sistemas están habilitados por tecnologías prometedoras que incluyen el Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial para el monitoreo remoto y en tiempo real del rendimiento del sistema.
De este modo, la teledetección y el blockchain pueden mejorar radicalmente la transparencia en torno a los problemas de disponibilidad, uso y calidad del recurso. Al obtener una mayor precisión y volumen de los datos en el dominio público, la tecnología permite abordar las asimetrías de la información y potenciar una toma de decisiones más segura en todos los niveles de la sociedad.
Además, la tecnología tiene el poder de interrumpir y reimaginar las cadenas de suministro intensivas en agua, ayudando así a empresas e inversores a comprender y cuantificar los riesgos y oportunidades de la misma.
El uso de nuevas tecnologías, como el análisis de imágenes satelitales, permitirán una visión más completa de la situación del agua en el mundo
Si bien los primeros en utilizar la tecnología digital se beneficiarán de mejores eficiencias operativas en su propia cadena de valor, además de establecerse como una referencia para aquellos que se quedan atrás, solo el 23% de las empresas de agua europeas consideran la trasformación digital una alta prioridad estratégica y el objetivo de ser el primero en moverse, mientras que la mayoría, el 60%, prefiere adoptar un enfoque de seguidor.
Tan importante como comenzar el viaje digital es implementar la tecnología de una manera que cree valor. Muchas de estas empresas de servicios públicos están trabajando con sistemas heredados y preguntan: '¿Necesito reemplazar todo? ¿Cuánto me costará?' Es importante que adoptemos un enfoque centrado en el cliente. Se trata de crear valor, no solo de presentar cosas que se consideran tecnológicamente geniales.
