José Roque López Andreo, ingeniero técnico agrícola y gerente de López y Andreo Agrícola SL, desarrolla su actividad en Totana, donde la compañía se dedica al cultivo de frutas y hortalizas.
En su explotación, la innovación está siempre presente, constituyendo un ejemplo de modernización agrícola en todos los sentidos. También en el ámbito hídrico, al que dedican una atención constante.
En esta entrevista, detalla los objetivos a cumplir y cómo ha trascurrido la actividad de la empresa durante el confinamiento, así como el papel del trasvase para el agro murciano.
Pregunta - En primer lugar, nos gustaría conocer en detalle la actividad que realiza como agricultor en Totana.
Respuesta - En la actualidad formo parte de la empresa López y Andreo Agrícola SL., ubicada en Totana (Murcia) y dedicada al cultivo de frutas y hortalizas. Esta empresa es de carácter familiar, y mis funciones dentro de la misma son la de técnico y gerente en coordinación con mi padre, que fue su fundador hace más de cincuenta años y quien sigue aportado su valiosa experiencia.
Entre nuestros productos principales destacan uva de mesa y brócoli, seguidos de lechuga iceberg, bimi, coliflor, melón y cítricos. En total cultivamos unas 170 ha en el Valle del Guadalentín dentro de los términos municipales de Totana y Alhama de Murcia. Nuestros productos se comercializan por toda Europa a través de la cooperativa Deilor S.C.A., de la que somos socios.
P. - ¿Qué tipo de tecnología emplea para optimizar el uso de agua en sus regadíos?
R. - En nuestra empresa tenemos muy clara la importancia de la optimización del consumo de agua, y es por ello que nos hemos marcado dos objetivos principales.
Primero, necesitamos conocer cada vez mejor y con la mayor precisión posible las necesidades de cada cultivo. No solo conocer qué cantidad de agua necesitan las plantas, sino en qué momento la necesitan. Para ello, hemos instalando sensores de humedad a diferentes niveles para conocer de forma objetiva qué dosis de riego y con qué frecuencia debemos mantener la humedad en valores óptimos para que la planta exprese su máximo potencial con la cantidad mínima de agua y fertilizantes.
El objetivo es seguir implantando las tecnologías de las que ya disponemos en algunas fincas en el resto de parcelas de nuestra explotación
Una vez conocidas las necesidades del cultivo, el siguiente paso es aplicar con la mayor precisión posible esas dosis y frecuencia de riego requeridas, llegando a tener que hacer reajustes de forma diaria cuando se dan condiciones climáticas o del cultivo muy variables o excepcionales (días de temperaturas extremas, viento, lluvias, etc). Para ello hemos implantado en los cabezales de riego la tecnología que permite llevar a cabo esas actuaciones. Esta tecnología consiste en elementos de sensorización (contadores de agua y de fertilizantes, transductores de presión, lectores de conductividad eléctrica y pH, etc.) como de elementos de telecontrol (programadores de riego, datalogger, módulo de comunicaciones, software y aplicaciones, etc.) que permiten programar, supervisar y actuar sobre la fertirrigación de forma remota desde cualquier dispositivo fijo o móvil.
P. - ¿Cuáles han sido los ahorros más significativos que ha supuesto la implementación de estas herramientas tecnológicas?
R. - Los principales ahorros que hemos ido observando con la implantación de las nuevas tecnologías aplicadas al riego han sido las siguientes:
- Ahorro de agua y fertilizantes. Aplicando las dosis y frecuencias de riego exactas se pueden conseguir rendimientos similares o incluso superiores.
- Ahorro de energía. Una reducción de la fertirrigación se traduce en un ahorro en el consumo energético en las bombas de riego y las inyectoras de fertilizantes.
- Ahorro de mano de obra. Todas las tareas relacionadas con la supervisión, programación y ajustes de parámetros del riego, se pueden hacer de forma remota sin tener que visitar de forma permanente todas las fincas, con el consiguiente ahorro de tiempo y desplazamientos.
P. - En este sentido, ¿prevé la implementación de más acciones para lograr una producción aún más eficiente?
R. - Por supuesto que sí, todos los años dedicamos una parte de nuestro presupuesto a la modernización e implementación de nuevos sistemas que contribuyan a una mayor eficiencia y optimización de recursos tanto hídricos como de cualquier otro tipo.
Por una parte, nuestro objetivo es seguir implantando las tecnologías de las que ya disponemos en algunas fincas en el resto de parcelas de nuestra explotación agrícola.
Por otro lado, y aunque ya hemos probado alguna plataforma de teledetección vía satélite del estado de las plantas mediante el índice del vigor NDVI, tenemos intención de ir haciendo cada vez más uso de este tipo de tecnologías conforme vayan aumentando la precisión de las mismas.
La agricultura es el motor y pieza clave del desarrollo socioeconómico de nuestra región, como hemos podido comprobar durante esta crisis
Aunque hasta ahora he estado refiriéndome a todas las acciones relacionadas con la optimización del riego, hay otros muchos aspectos en los que la ciencia, la investigación, el desarrollo de nuevas técnicas y tecnologías nos permiten ser más eficientes agronómicamente.
Algunos ejemplos de acciones en las que nuestra empresa también está implicada y tenemos en marcha son:
- Investigación y desarrollo de nuevas variedades vegetales, con mejores cualidades en cuanto a vigor y resistencia a plagas y enfermedades, que permitan menores requerimientos hídricos y fitosanitarios.
- Seguimiento de vehículos agrícolas mediante GPS para control de tareas de campo, control de rendimientos de trabajo, control en tiempo real de dosis de aplicaciones de fitosanitarios y fertilizantes, etc.
- Software de gestión de la explotación con control de costes, trazabilidad, cuadernos de campo, control de stock, etc.
P. - ¿Cómo ha sido la producción agroalimentaria durante la pandemia, y cuáles son las previsiones para la desescalada y la ‘nueva normalidad’ en este sentido?
R. - En nuestra empresa, y supongo que en el resto de empresas agrícolas de Murcia y de España, hemos sentido el peso de la responsabilidad que supone seguir trabajando en los momentos de mayor incertidumbre durante la pandemia. No hemos interrumpido nuestra producción durante el confinamiento, pudiendo así seguir abasteciendo con normalidad las cadenas de supermercados a las que suministra nuestra cooperativa Deilor.
El campo murciano tendrá que seguir enfrentándose durante bastantes años más a los grandes desafíos que ha tenido hasta ahora
Las dificultades para el transporte y movilidad de nuestros trabajadores y todas las medidas adoptadas durante esta crisis sanitaria han supuesto una serie de sobrecostes que no hemos podido repercutir en el precio de venta del producto.
Durante la pandemia, todos nuestros trabajadores han mostrado una actitud ejemplar, estando muy concienciados de la importancia y eficacia de las medidas adoptadas. Si conseguimos que esta concienciación se produzca de forma global, conseguiremos una desescalada exitosa, aunque me temo que será inevitable cierta incertidumbre durante la “nueva normalidad”.
P. - ¿Cuáles cree que son los mayores desafíos a los que se enfrenta el campo murciano (y español en general) en esta situación de crisis sanitaria y adaptación a la ‘nueva normalidad?
R. - Creo que el campo murciano tendrá que seguir enfrentándose durante bastantes años más a los grandes desafíos que ha tenido hasta ahora y que son los siguientes:
- Falta de recursos hídricos, que se traducen en un incremento del precio del agua.
- Escasez de mano de obra especializada, que igualmente conlleva un aumento en el coste de personal.
- Precios de venta congelados que no reflejan el aumento de nuestros costes de producción.
- Márgenes económicos cada vez más estrechos.
- Mayores exigencias en cuanto a calidad y garantías sanitarias de los productos agrícolas.
A pesar de que el campo murciano ha demostrado ser capaz de superar la crisis sanitaria de la COVID-19, me temo que en el futuro nos va a acompañar el nuevo desafío que supone la incertidumbre de la “nueva normalidad” en lo que se refiere a la posibilidad de nuevos brotes, que podrían abocarnos a un escenario similar al que ya hemos tenido. Los agricultores no solo necesitamos el reconocimiento social de la importancia de la agricultura para seguir abasteciendo las líneas de los supermercados, sino que también necesitamos el apoyo de las administraciones regional y central para que nos faciliten afrontar este y todos los desafíos a los que como agricultores nos enfrentamos cada día. Es importante que nadie olvide que la agricultura es el motor y pieza clave del desarrollo socioeconómico de nuestra región, como hemos podido comprobar durante esta crisis sanitaria.
P. - Por último, ¿cómo describiría la importancia del trasvase Tajo-Segura?
R. - Quien conozca el campo y la agricultura de Murcia, sabe que el trasvase ha sido y sigue siendo de vital importancia para su desarrollo agrícola y socioeconómico. Esta infraestructura ha sido clave en la transformación y modernización que han sufrido nuestros campos a lo largo de los últimos cuarenta años, hasta convertirse en lo que hoy son: la huerta de Europa.
Hemos sentido el peso de la responsabilidad que supone seguir trabajando en los momentos de mayor incertidumbre durante la pandemia
En nuestra región tenemos unas condiciones climáticas ideales, pero con unos recursos hídricos deficitarios y muy limitados, por lo que seguimos necesitando de los recursos que estén a nuestro alcance para seguir desarrollando nuestra actividad. La dotación de agua del trasvase de la que disponemos es insuficiente, y aun sumando los caudales procedentes de aguas subterráneas, desalación, reutilización y depuración de residuales, tenemos serias dificultades para cubrir las necesidades de nuestros cultivos. De todo este mix de recursos, el agua del trasvase es la parte que contribuye en mayor medida a hacer que nuestra agricultura sea más sostenible económica y energéticamente por ser la más barata y la que menor requerimiento energético y repercusión medioambiental tiene. Pero por desgracia vemos cómo este recurso se va mermado año a año, no solo por la situación de escasez en las cabeceras de las cuencas cedentes, sino por la ausencia de una política de aguas que redistribuya los recursos hídricos en nuestro país de la forma más solidaria posible.
Creo que es necesario seguir trabajando en la concienciación de la sociedad de la importancia vital del trasvase, sin el que no seriamos lo que somos, ni seremos lo que podemos llegar a ser.
