El trasvase Tajo-Segura tiene un papel fundamental para las comunidades de regantes. Durante la pandemia por la COVID-19, su importancia se ha puesto aún más de manifiesto, en especial en la zona de Lorca.
Alba Fernández Aguirre es ingeniera civil. El comienzo de su vida profesional arranca en el sector de la construcción, habiendo ejercido como jefa de producción y jefa de obra en una gran constructora y realizando diferentes obras civiles, entre las que destacan las relacionadas con la modernización de regadíos.
Desde 2012, es la directora técnica de la Comunidad de Regantes de Lorca, que aglutina a más de 12.000 regantes y 23.000 hectáreas de riego.
Pregunta - En primer lugar, nos gustaría conocer en detalle la Comunidad de Regantes a la que pertenece. ¿Qué dimensiones tiene y qué territorio comprende?
Respuesta - La Comunidad de Regantes de Lorca aglutina 23.790,18 hectáreas de cultivo y a más de 12.000 regantes, y se enmarca en el término municipal de Lorca, con pequeñas inclusiones en los términos municipales de Puerto Lumbreras y Totana.
Nuestra Comunidad de Regantes, pese a constituirse en el año 1978 por Orden Ministerial del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, tiene su origen varios siglos atrás. De hecho, varios investigadores marcan su comienzo en época pre árabe, basándose en la toponimia de algunas de nuestras acequias principales, como es el caso de “Tiata”, o en el sistema de subasta de agua denominada “Alporchón”, que es romano-visigodo. El regadío lorquino continuó siendo administrado por distintos organismos, como la Real Empresa de Pantanos (1785), el Sindicato de Riegos (1847) o la Confederación Sindical del Segura (1926), hasta llegar a la actualidad.
P. - ¿Cuál es el origen de las aportaciones de agua que recibe la Comunidad?
Es por todos conocido que en nuestra zona aprovechamos hasta la última gota de agua, y ejemplo de ello es la diversidad en las procedencias del recurso que administramos. Las aguas que se almacenan en las presas de Puentes y Valdeinfierno, donde se regulan las aguas del río Guadalentín, son el recurso más antiguo que disponemos, cubriendo las mismas una doble funcionalidad: almacenar agua para el regadío lorquino y actuar como defensa frente avenidas, pues las épocas de terrible sequía se alternan con aguaceros tremendos que generan graves inundaciones. Lope de Vega, en el Laurel de Apolo (1650), describe al río Guadalentín con esta bonita metáfora: “(…) y del Guadalentín que despertando / del sueño que le lleva en linfa pura / se espanta de mirarse mar de España (...)”.
También disponemos de concesiones de aguas subterráneas, aunque estas cada vez se encuentran a mayores profundidades y con peor calidad; su tendencia natural nos lleva a disminuir su consumo.
En nuestra zona aprovechamos hasta la última gota de agua, y ejemplo de ello es la diversidad en las procedencias del recurso
Por supuesto, las aguas del Trasvase Tajo-Segura, que son las más importantes para nosotros en volumen y calidad.
Y por último las aguas depuradas y desaladas. Aprovechamos el 100% de las aguas que se tratan en la planta de tratamiento terciario de Lorca, y también disponemos de un volumen bastante considerable de desalación de la planta desalinizadora de Águilas-Guadalentín.
Pequeños volúmenes de cada recurso nos llevan a una mezcla de agua que nos permite sacar adelante las cosechas.
P. - ¿Cómo evalúa la importancia del Trasvase Tajo-Segura?
R. - El trasvase Tajo-Segura supuso para la Comunidad de Regantes de Lorca, y para el resto de Comunidades que aprovechan estas aguas en la Región de Murcia, Almería y Alicante, un salto hacia la modernidad y la competitividad. El territorio de Lorca es de los más fértiles de la península ibérica; sin embargo, se trata de la región climática más seca del sureste ibérico, con menos de 200 mm anuales de lluvia media, y las horas de sol rondan o pasan de tres mil al año (no en vano, Lorca es conocida como la “Ciudad del Sol”), mientras que la evapotranspiración potencial sube del metro. La falta de recursos hídricos ha supuesto a lo largo de la historia verdaderas situaciones dramáticas entre los agricultores, y ha llevado a los habitantes de Lorca a valorar el agua y a procurar su máximo aprovechamiento.
En nuestra zona aprovechamos hasta la última gota de agua, y ejemplo de ello es la diversidad en las procedencias del recurso
Con la llegada de las aguas del Tajo a nuestras tierras, se abría una ventana a la esperanza y a la prosperidad, pues debía suponer una garantía de caudales que permitiesen asegurar las cosechas. Las aguas del trasvase han permitido que se apueste por cultivos que se adaptan más a las demandas de los mercados, y que nuestras empresas agrícolas sean un ejemplo de innovación, ciencia y técnica.
P. - Sobre el trasvase, ¿por qué cree que es esencial en su Comunidad en concreto, y en el sector agroalimentario del Levante y en España en general?
R. - Sin el trasvase Tajo-Segura no dispondríamos del volumen suficiente de agua para atender nuestros cultivos. Se trata de un recurso que nos aporta garantías, estabilidad y calidad. Si no disponemos del principal de nuestros recursos, que es el trasvase, no será posible continuar con la agricultura en el Levante. Y el sector agrario supone en la actualidad para la economía de la Región de Murcia un 4,3% del PIB regional y un 3% del PIB agrario nacional, mientras que en materia de empleo, durante el pasado año alcanzó el 11,2% de la población activa regional.
P. - ¿Cuál diría que ha sido la importancia del trasvase durante la crisis sanitaria en la CR, y cuál va a ser durante la desescalada y la adaptación a la ‘nueva normalidad’?
R. - Durante los duros meses que hemos pasado y que aún continuamos atravesando, todos los empleos relacionados con el sector agrario han demostrado estar a la altura de la situación y han hecho frente a las necesidades de la población, impidiendo que se llegara a situaciones de desabastecimiento y a un bloqueo aún mayor del país. Se ha trabajado incansablemente para atender a los mercados nacionales y europeos. Y todo esto lo hemos podido hacer porque teníamos agua; de habernos encontrado en un panorama parecido al de hace unos meses, con el trasvase cortado, es muy probable que pese a la buena voluntad de los agricultores, hubiese sido imposible sacar adelante las cosechas. Y esta crisis sanitaria, si algo ha tenido de bueno, es que ha restablecido nuestra escala de valores, poniendo lo importante en el lugar que le pertenece, y sin duda el agua y la agricultura lo son.
P. - Respecto al origen de los otros aportes de agua, ¿por qué se decidió complementar el regadío con estas fuentes? ¿Qué ventajas medioambientales y económicas presentan?
R. - Principalmente porque, como ya he comentado, no disponíamos de agua suficiente para sacar adelante nuestros cultivos. Algunos aprovechamientos, como las aguas subterráneas, han presentado descensos importantes en sus niveles piezométricos, por lo que para su preservación ha sido necesario disminuir su consumo. Otras fuentes, como la procedente de desalación, supone un gasto que el agricultor es incapaz de pagar, pues tiene unos precios por metro cúbico totalmente desorbitados. No obstante, intentamos mezclar estas aguas con otros recursos para mejorar su calidad y disminuir su precio. No olvidemos por otra parte el gran consumo energético que requieren las plantas desalinizadoras.
P. - ¿Qué acciones y herramientas se han implementado en la CR para modernizar los regadíos en los últimos años?
R. - Se han hecho muchas inversiones que han permitido pasar de una red de acequias y canalillos a una red presurizada, donde el riego se produce gota a gota, donde el 100% de las aguas suministradas se hace por medio de contadores volumétricos, y donde, mediante herramientas como nuestro scada o los equipos remotos instalados en cada arqueta de contadores, podemos controlar todas nuestras balsas y bombeos, así como los miles de hidrantes para el riego a parcela distribuidos en nuestra zona regable. Estas obras nos permiten que no se pierda ni desperdicie ni una gota de agua.
P. - Durante la crisis por la COVID-19, ¿cómo se ha adaptado la CR para continuar su actividad?
R. - La actividad ha continuado a la perfección. Se han tomado todas las precauciones en nuestros equipos de mantenimiento y distribución de agua, con sus equipos de protección individual y control termográfico a la entrada al centro de trabajo con mucha anterioridad a que se decretase el estado de alarma. Únicamente se restringió el contacto presencial en las oficinas. Sin embargo, y gracias a la tecnología implantada en la Comunidad de Regantes, hemos continuado ofreciendo el mismo servicio, pero vía web y/o telefónica. Todos los trabajadores disponíamos de nuestro acceso a los programas de gestión, contabilidad y mantenimiento. Hemos sido de las primeras comunidades de regantes en disponer de una aplicación móvil, donde se dispone absolutamente de toda la información de las parcelas, contadores, facturación, datos catastrales, datos censales, y desde donde incluso se pueden controlar mediante programación los hidrantes a parcela; obviamente esta tecnología ha facilitado que pudiésemos seguir trabajando con normalidad.
P. - ¿Cuáles son los mayores desafíos a los que hace frente el sector agrícola en las circunstancias actuales?
R. - La agricultura y la industria agroalimentaria a nivel nacional representan más del 15% del PIB y dan empleo a más del 4% de la población activa. Los agricultores del Levante han demostrado que son emprendedores y que son un motor para la creación de puestos de trabajo. Es necesario dinamizar la economía a corto plazo, y el sector agrícola puede contribuir en gran medida a que esto ocurra. Las reivindicaciones han sido claras: resulta vital la supervivencia del Trasvase Tajo-Segura y completar las demandas con recursos procedentes probablemente de desalación, pero a un precio asequible y asumible para el sector.
