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2010-2020: Cambio climático, cambio social

Sobre el blog

Pablo Albaladejo
Informo y escribo sobre el agua en el departamento de Prensa de la Confederación Hidrográfica del Segura

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Portada iAgua Magazine
  • 2010-2020: Cambio climático, cambio social

Es inevitable que estos días en los que tenemos más tiempo para pensar, echemos la vista atrás. El cambio climático, un concepto principalmente teórico a inicios de la década, es ahora sin embargo la base de la mayor parte de las políticas públicas. Pero no solo eso: es también uno de los principales objetivos de las iniciativas privadas, dado que resulta un efectivo argumento de venta y elemento de decisión de compra o contratación de servicios por parte de los consumidores. El cambio climático o, mejor dicho, la preocupación por el futuro de nuestro planeta, se ha introducido en nuestras vidas.

Hace más de diez años comencé a trabajar en el Gabinete de Prensa de la Confederación Hidrográfica del Segura y, ahora, miro doblemente hacia atrás, no solo por el confinamiento, sino porque esta fase de mi carrera toca a su fin, y creo que puedo decir que he sido un testigo excepcional de este cambio de mentalidad en el mundo del agua. El sector hídrico es, por razones obvias, uno de los campos más ligados al medioambiente, y pretendo en este artículo indicar algunos de los avances que he observado.

"Si hablamos de avances en la planificación, hay que detenerse en las herramientas que tenemos para luchar contra las inundaciones"

Partiendo desde lo general hacia lo particular, tenemos los planes hidrológicos, que analizan el estado de las cuencas hidrográficas y señalan las soluciones a los problemas. Casualmente, era 2009 el año en que debía ponerse en marcha la primera fase de estos documentos. En cambio, por diversos motivos, entre los que hay que citar una desidia que felizmente en la actualidad ya no existe, no fueron aprobados hasta 2014, solo un año antes de su teórico fin de ciclo. La mejora ya pudo observarse en la segunda fase de planificación (2015-2021), que entró en vigor a inicios de 2016. En estos momentos están en fase de elaboración los de tercer ciclo (2021-2027), que con toda probabilidad serán activados el año que corresponde, crisis de la COVID-19 mediante. Se trata sin duda de un cambio a mejor.

Si hablamos de avances en la planificación, hay que detenerse en las herramientas que tenemos para luchar contra las inundaciones, en especial por la estrecha relación de estos fenómenos con el cambio climático. Los expertos señalan que las lluvias torrenciales y las grandes avenidas, si bien no son ninguna novedad, sí se están agravando debido a las alteraciones meteorológicas. El Gobierno de España ha puesto en marcha una serie de medidas para detectar y combatir el peligro de las inundaciones. Una vez más, el proceso comienza con un Real Decreto en 2010, y acaba de reforzarse en 2019 con la actualización de los Mapas de Riesgo de Inundación. Una valiosa arma con la que las administraciones públicas pueden planificar el desarrollo urbano reduciendo el riesgo para la población.

Y ya centrándome en temas locales, no hay mayor cambio social relacionado con la degradación del medioambiente que el que ha vivido la población murciana con el Mar Menor. La laguna salada forma parte del patrimonio sentimental de la mayor parte de los habitantes de la Región de Murcia y, por esta razón, el drástico empeoramiento de la calidad de sus aguas, principalmente a causa de los nitratos procedentes de la agricultura intensiva, fue el caldo de cultivo en 2019 de la manifestación ecologista más importante que ha vivido la Región, celebrada en Cartagena.

Para terminar, cómo hablar de cambios de mentalidad sin referirnos a las restauraciones hidrológicas. El hormigón ha sido a lo largo de los años la única solución que aplicábamos ante un problema en el río Segura. Pero las ideas de unos ‘jóvenes locos’, aún poco numerosos en la Confederación del Segura hace una década, empezaron a cambiar el escenario: usar la naturaleza en vez de evitarla. El resultado es que hoy en día las recuperaciones medioambientales son la primera opción cuando la CHS se plantea actuar en un cauce, y lo mejor es comprobar que esto es precisamente lo que demanda la sociedad.

Todo esto me hace mirar al futuro con optimismo. Si en solo diez años ha cambiado tanto nuestra forma pensar, imaginad lo que podemos hacer en la próxima década.